# BONTE: DE LA ETNOLOGIA A LA ANTROPOLOGIA
De la Etnología a la Antropología:
Pierre
Bonte
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Antropólogo francés (1942-2013) |
Se ha
convertido en norma señalar la ambigüedad de la etnología y de la relación pretendidamente
científica que mantiene
con su objeto.
Cuestionada
por aquellos a los que pretendía estudiar,
los colonizados, suscitando una interpretación, crítica respecto a la sociedad en que se ha originado, sus problemas atraen y repulsan,
provocan y son contestados. Está situada en
el centro de los debates epistemológicos e ideológicos sobre las ciencias humanas; en algunos aspectos ciencia política —volveremos sobre el tema—, es responsable de juicios políticos latentes o
manifiestos. Toda reflexión crítica sobre
las ciencias humanas debe examinar el itinerario que va de la Etnología a la Antropología; lo que plantea algunos problemas científicos de considerable importancia.
La etnología y su objeto:
premisas y génesis
El objeto de la etnología de entrada parece
escapársenos: cuando se intenta definir sus miras, los criterios son en su
mayor parte negativos, sociedades sin historia, sin testimonios escritos, no
occidentales, sin industrializar, etc. Quedan, desde luego, materiales históricos,
las sociedades arcaicas y campesinas, pero el convertirse en objeto de estudio
etnológico coincide con su destrucción, su transformación, en el ámbito de la
dominación imperialista y colonial.
Si nos atenemos a su aspecto formal, deducido de la
relación entre el conocimiento, y su objeto, podemos señalar: «La etnología es
la búsqueda eternamente renovada de un objeto que no puede definirse sin
excluir a priori la causalidad de la relación no-científica que lo ha
ocasionado. La etnología tiene por objeto un producto ideológico».
La ambigüedad de la etnología se centra la intensa
relación entre ciencia e ideología para comprenderla y desarrollar una
verdadera actuación crítica es preciso retornar a las premisas y orígenes de
las relaciones con su objeto.
La etnología, como disciplina particular de ciencias
humanas, se desarrolla paralelamente a la «objetivación» de las
sociedades controladas, por el auge de las relaciones mercantiles y
conquistas coloniales, si bien podría hacer suyas las premisas de geógrafos
griegos y romanos, viajeros y sabios del mundo árabe medieval como Ibn
Khaldoun. Basada originalmente en una nueva visión de los acontecimientos
históricos en las sociedades humanas, abarca un campo específico del
pensamiento científico cuyo contenido se define progresivamente a través de
una serie de «cortes» teóricos que se corresponden con reestructuraciones parciales
del saber.
Mi objetivo no es la historia del pensamiento
etnológico; intentaré simplemente un esbozo de las diversas rupturas. Su
comprensión es dispensable para analizar
el período actual caracterizado por la crítica a la Antropología.
En cada uno de estos períodos existe una relación
específica entre ciencia e ideología, una configuración particular del saber:
esto explica la imagen desligada: que presenta la teorización antropológica Es
a nivel de las relaciones entre ciencia e ideología donde se encuentran los elementos
constantes, la posibilidad de explicar las transformaciones de la teoría
siempre unida a la práctica social de su época.
A cada uno de estos «cortes» le corresponde una crítica simultánea de la teoría y de la
práctica anterior, y se manifiesta en contra de ellas. Los pensadores del siglo
XVIII se niegan a ver en el «mundo salvaje» la influencia; cada vez mayor de la
civilización occidental, «es otro mundo, milagrosamente conservado, del que se
maravillaban los hombres del Renacimiento; pero el deseo de un saber
específico y la critica a las destructoras prácticas esclavistas, les impulsan
a forjar el concepto de «civilización» en oposición al de mundo «primitivo».
De este modo, se sitúan plenamente en el seno de la ideología colonial que se desarrolla
en el siglo XIX.
La actitud de los pensadores evolucionistas de la
segunda mitad del siglo, XIX es distinta; su reflexión es, en esencia,
positivista y basada en la búsqueda de la racionalización de los hechos
sociales, de la causalidad que se ejerce en la historia. Actitud que podemos
encontrar como ley universal, en la evolución del trabajo y de las técnicas que guían a las sociedades humanas a lo largo de una
evolución lineal cuya culminación es la civilización occidental.
Esta ideología constituye una justificación del imperialismo civilizador, paralelo al imperialismo colonial entonces triunfante: nada parece poder detener la marcha de la civilización, de la ciencia y de las naciones industriales. Si bien es verdad que esta época es también la de la crítica radical de Marx en El Capital, y la de las funciones ideológicas de la ciencia; veremos más adelante las razones del carácter parcial de esta crítica marxista. Mediante la crítica del evolucionismo, se funda al comenzar. el siglo XX la etnología clásica, definiendo su objetivo, sus métodos y sus conceptos. Gracias a la concepción positivista del análisis de los hechos sociales introducidos por el evolucionismo, formula, apartándose de la historia, el análisis de las sociedades primitivas concebidas como expresión específica de la relación entre Naturaleza y Cultura, y como unidades cerradas representantes de un universo científico propio. A partir de aquí es posible la etnología coma ciencia y se justifica la necesidad de catalogar las formas de vida social.
PERIODO
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CONTENIDO HISTÓRICO
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ETAPAS DEL «PENSAMIENTO ETNOLÓGICO»
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Siglo XV
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Descubrimiento occidental del mundo.
Desarrollo del capitalismo mercantil y del comercio de esclavos.
Acumulación primitiva de capital.
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Descubrimiento del «mundo salvaje» y
constitución de un nuevo campo del conocimiento: «la historia moral»
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Siglo XVIII
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Liquidación de la esclavitud e inicio del
colonialismo propiamente dicho. Formación del capitalismo industrial
occidental y nuevas posibilidades de acumulación de capital.
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Crítica de las tesis esclavistas recogidas de
otras «civilizaciones» a través de la dicotomía conceptual salvaje-civilizado,
que se convertirá en salvaje-primitivo. Este es el 1er corte que nos lleva
a la formulación del universo propio de la etnología.
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De 1850 a 1880
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Entrada en la fase imperialista de reparto del
mundo y origen de las conquistas coloniales.
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Repitiendo la dicotomía anterior, primitivo-civilizado,
la etnología se constituye como disciplina independiente en la historia y
comparte, con ella y con las ciencias de la época la ideología del
«Evolucionismo». Este segundo corte se realiza en un contexto de crítica de
la visión metafísica de la historia, que toma carácter radical con Marx y
crea, en general la necesidad de estudios positivistas de los hechos
sociales.
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De 1920 a 1930
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Implantación definitiva y triunfante del
sistema colonial.
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La crítica del «Evolucionismo» comporta un
tercer corte: la constitución de la etnología clásica y de
sus diversas escuelas científicas que definen los métodos de observación y
análisis. Enfrentada a la ambigüedad de su objeto y de su relación con el
mismo, la etnología tiende a convertirse en antropología y a reivindicar un
lugar clave en el estudio de las sociedades humanas.
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De 1950 a 1960
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Desarrollo de los movimientos de liberación
nacional y comienzo de los procesos de descolonización.
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La Antropología plantea de nuevo su objeto y su
relación con el mismo. Un cuarto corte comporta simultáneamente la
investigación de los fundamentos de una antropología general y la crítica
radical de la antropología moderna.
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Esta ideología constituye una justificación del imperialismo civilizador, paralelo al imperialismo colonial entonces triunfante: nada parece poder detener la marcha de la civilización, de la ciencia y de las naciones industriales. Si bien es verdad que esta época es también la de la crítica radical de Marx en El Capital, y la de las funciones ideológicas de la ciencia; veremos más adelante las razones del carácter parcial de esta crítica marxista. Mediante la crítica del evolucionismo, se funda al comenzar. el siglo XX la etnología clásica, definiendo su objetivo, sus métodos y sus conceptos. Gracias a la concepción positivista del análisis de los hechos sociales introducidos por el evolucionismo, formula, apartándose de la historia, el análisis de las sociedades primitivas concebidas como expresión específica de la relación entre Naturaleza y Cultura, y como unidades cerradas representantes de un universo científico propio. A partir de aquí es posible la etnología coma ciencia y se justifica la necesidad de catalogar las formas de vida social.
En el marco general de las relaciones entre
etnología como conocimiento científico y su función ideológica, debemos hacer
dos observaciones:
1) Constantemente se, realiza un juicio sobre el
significado de la relación ideológica de la etnología con su objeto, remitiéndolo
al significado que esta relación tiene en las sociedades o civilizaciones
actuales. Este juicio es en sí ideológico y se fundamenta en una concepción idealista
y no relativista del hombre. La totalidad de las teorías antropológicas sé
basan en una Antropología «ingenuista» e «inmediata» (según expresión de Althusser),
en una concepción de la «naturaleza humana» y del hombre en abstracto que se
materializan en las diversas sociedades: «La mayoría de las veces, la antropología
se limita a justificar estas transformaciones" (las de las sociedades humanas / Pierre Bonte) a modo de progreso, si bien con ciertas reservas, o de
denunciarlas como una decadencia irremediable. Tales actitudes suponen, de
hecho, el mismo postulado ideológico, el de una verdadera esencia del hombre
que esté en trance de desaparecer (actitud de tendencias roussonianas) o de
realizarse de una vez y por todas (actitud de los filósofos ilustrados o de los
de la época Victoriana)».
La existencia de un juicio normativo en el
conocimiento científico modela una visión ideológica sobre la que se
ejerce el juego esterilizador de la crítica idealista. Revela, asimismo la
omnipresencia de la historia —al relacionarla con el Otro— a pesar de las
tentativas para proporcionarle bases científicas.
2) Me parece que la evolución de la relación entre
Antropología e Historia permite esclarecer las funciones ideológicas y sus
transformaciones. Asimismo, facilita la comprensión de las precarias
condiciones en que se desarrolla la Antropología como ciencia.
La Antropología del «Siglo de las Luces», aunque
precientífica, es sin embargo el origen de. una visión objetiva y
clasificadora de otras sociedades al situarlas en la historia: «La metamorfosis
del hombre salvaje en hombre primitivo, al hacer de él un ser histórico,
posibilita al mismo tiempo una visión antropológica»
Durante los
siglos XVIII y XIX, la antropología se
sitúa totalmente en la Historia; esto le permite definir su problemática:
captar las diferencias entre las sociedades humanas. El pensamiento
evolucionista se nos aparece entonces como el resultado de esta concepción
historicista de la antropología y: pesar de la distinción que lleva a cabo en
los métodos de aproximación históricos y antropológicos, deja entrever ciertos
rasgos típicos de la etnología clásica.
Esta ruptura radical con la historia le permite
constituirse en disciplina científica independiente. Tal escisión no es sólo
necesaria en sentido negativo (la antropología estudia las sociedades alejadas
de la historia, aquellas que la historia no puede abarcar y que, por otro lado,
son factibles de ser estudiadas en la totalidad de su contenido mediante un análisis
sincrónico), sino que es además indispensable para que pueda ser superada la
relación ideológica existente entre la etnología y su objeto. Es preciso que la
etnología se constituya fuera de la historia para que pueda abstraerse de su
propia relación (y la de su contenido) con la misma. Esta característica hace
posible el análisis científico, pero la sitúa básicamente en un universo
cerrado del que han sido eliminados los problemas esenciales, haciéndola
reposar en unos postulados que componen una antropología elemental y anterior
a todo análisis científico.
Es una situación igual a la que preside la formación
de las ciencias sociales. Del mismo modo; la sociología se separa de la
historia al tiempo que se constituye en disciplina particular, y contribuye a
realizar los cortes epistemológicos normales a todo análisis científico de
aquellas cuestiones teóricamente irreductibles, fragmentando ideológicamente
el estudio de las sociedades humanas en universos cerrados vinculados por un
conjunto de postulados considerados «universales».
Así, la
crítica de Marx a la economía política clásica, sirve de modelo a la crítica de las ciencias sociales, aunque Marx no pudiera
aplicarla, muy a pesar suyo, a la etnología de su época.
Esta aproximación nos lleva a plantear en otros
términos las relaciones entre el conocimiento científico, su función ideológica
y la práctica social correspondiente.
Desde este punto de vista, la función esencial de
la descolonización es, incluyendo nuevamente en la historia a las sociedades
colonizadas como entes autónomos, crea la necesidad de la relación ideológica
y una reestructuración del saber. La crítica puede ser desde entonces una crítica
radicalmente distinta a las críticas anteriores de la Antropología.
[1] Ponencia presentada en el Congreso de Antropología de
Argelia (1974) y publicada por la Editorial Anagrama.
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