# BOIVIN / CONSTRUCTORES DE OTREDAD
Una introducción a la Antropología Social y Cultural
Mauricio BOIVIN
Ana ROSATO
Victoria ARRIBAS
Introducción
De los varios modos que encontramos al definir el
trabajo antropológico, dos cuentan con mayor consenso en la bibliografía
actual.[1]
- Uno tiene que ver con su objeto, en el cual la Antropología es definida como el estudio de la otredad cultural, de la alteridad cultural o de la diversidad cultural.
- El segundo se refiere a su “técnica” o “método” y sostiene que la particularidad de la Antropología residiría en su forma de trabajar, en el modo en que se recolectan, analizan y exhiben sus datos: la observación participante.
A nuestro entender, ninguno de los dos elementos por
separado pueden definir la ciencia. Aún más: sostenemos que no se puede
explicar qué hace hoy la Antropología sin referirnos a la historia de su
constitución como parte del campo científico, porque la ciencia es acumulativa
y los componentes que encontramos hoy provienen de las teorías elaboradas en
distintos momentos históricos. Esa acumulación no implica una sumatoria o una
idea de mayor a menor, sino que tiene que pensarse como una acumulación
“conflictiva” de sus diferentes partes.
En consecuencia, para entender qué hace un antropólogo
es necesario tener en cuenta, en primer lugar, el contexto histórico y
social en el cual se desarrolló la Antropología, su relación con el campo
científico en general (la ubicación de esa ciencia en relación con las otras) y
las relaciones entre las partes que la constituyen: objeto, teoría, método y
técnicas.
En segundo lugar, ni el objeto de la Antropología ni
su técnica han sido los mismos a lo largo del tiempo ni aún en un mismo
espacio. No obstante, pueden distinguirse tres momentos constitutivos de la
Antropología en Europa y Estados Unidos. Momentos en los cuales se
desarrollaron teorías que fueron dominantes y que definieron y explicaron de
manera distinta el quehacer antropológico.
Distinguimos tres momentos (ver cuadro 1).
Distinguimos tres momentos (ver cuadro 1).
Cuadro I
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Contexto
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Fin del XIX (1)
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Entre guerras (2)
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Después de la II Guerra. (3)
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Objeto
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diferencia cultural
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diversidad cultural
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desigualdad cultural
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Explicación
(teorías)
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Evolucionismo
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Funcionalismo
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Estructuralismo
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Neomarxismo
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Método
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comparativo
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relativismo (inductivo)
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comparativismo / relativismo
(formalización/deducción)
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Técnicas
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inventarios/
encuestas
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observación
participante
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extrañamiento
interpretación
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El primero de ellos surge a fines del siglo XIX (1)
en donde la Antropología se constituyó como ciencia y la teoría que logró
dominar el discurso antropológico fue el Evolucionismo.
El segundo momento fue el que se desarrolló entre las dos guerras mundiales (2) y se caracterizó por la aparición de una “diversidad” de teorías que tuvieron en común el intento de explicar la diversidad cultural.
Y el tercer momento, que comienza luego de la Segunda Guerra Mundial (3), en el cual las teorías anteriores todavía siguen siendo dominantes pero aparecen las “otras” Antropologías, las “no occidentales” que plantean teorías alternativas sobre la otredad cultural. En la segunda parte de esta introducción analizaremos de modo detallado cada uno de estos momentos. Pero antes debemos realizar un comentario más sobre la particularidad de cada uno de ellos respecto al objeto de estudio de la Antropología.
El segundo momento fue el que se desarrolló entre las dos guerras mundiales (2) y se caracterizó por la aparición de una “diversidad” de teorías que tuvieron en común el intento de explicar la diversidad cultural.
Y el tercer momento, que comienza luego de la Segunda Guerra Mundial (3), en el cual las teorías anteriores todavía siguen siendo dominantes pero aparecen las “otras” Antropologías, las “no occidentales” que plantean teorías alternativas sobre la otredad cultural. En la segunda parte de esta introducción analizaremos de modo detallado cada uno de estos momentos. Pero antes debemos realizar un comentario más sobre la particularidad de cada uno de ellos respecto al objeto de estudio de la Antropología.
Sostenemos que, como toda ciencia, la Antropología
es una “construcción”. Se acepta comúnmente que la Antropología se constituyó
como ciencia a partir de construir explicaciones sobre la “otredad cultural”,
pero nosotros agregamos que no sólo construyó sus explicaciones sino que
fundamentalmente construyó una imagen, un modelo de la otredad (del otro
cultural). De tal modo que ese “otro cultural”, que se constituyó como objeto
de estudio antropológico, no respondió a un “hecho empírico” real. Por el
contrario fue (y por supuesto lo sigue siendo) un objeto construido de manera
científica por las distintas teorías que dominaron en cada uno de los momentos
históricos. Así, la teoría evolucionista –considerada como la primera teoría
científica– no se limitó a explicar la otredad cultural sino que “construyó” su
objeto (aquel que explicó) a partir de la “diferencia cultural”, el “otro”
como diferente al “nosotros”. Las teorías posteriores, en cambio, construyeron
un objeto caracterizado por la particularidad y hablaron de “diversidad
cultural”. El “otro cultural” fue pensado como diverso, como distinto. Por
último, cuando la idea de la dominación de una cultura sobre otra se puso en
evidencia, el objeto antropológico se construyó en torno a la noción de
desigualdad: el otro cultural era producto de esa desigualdad.
Fines del siglo XIX:
A fines del siglo XIX, la Antropología se formalizó como
ciencia. Fue un momento en el cual el conocimiento del mundo, de la existencia
de modos de vida diferentes, se hizo más patente por los cambios ocurridos en
Europa y por la expansión de Occidente. Por una parte, la revolución industrial
–como producto de cambios tecnológicos importantes– generó nuevas diferencias:
de clase, nacionales, étnicas y “problemas” que con el tiempo fueron
denominándose “sociales”. La cuestión fundamental de las ciencias sociales fue
la de explicar esos cambios que se producían en el mundo europeo. Pero, a la
par de estos cambios, Occidente se expandió sistemáticamente por el mundo,
sobre otros pueblos, sobre otras culturas, sobre otros modos de vida distintos
al modo europeo.
Si bien el encuentro intercultural no era nuevo y siempre
despertó una actitud de asombro ante lo distinto, en este caso el asombro de
Occidente se distinguió de los anteriores porque no fue un encuentro ingenuo,
y por sobre todo, porque ese asombro fue domesticado bajo las reglas del mundo
científico: la diferencia se constituyó en objeto de explicación científica.
El nuevo encuentro de los europeos con otras culturas distintas dio origen a
lo que sería la pregunta fundante de la Antropología: ¿por qué estos hombres
son distintos? La primera teoría científica sobre la diferencia fue el
Evolucionismo que contestó esta pregunta a través del concepto de evolución.
Esta teoría se desarrolló en una época en la que la
Antropología se estaba constituyendo como ciencia al mismo tiempo que el campo
científico se estaba conformando, buscando su propio espacio, en función de obtener
un tipo de autoridad distinta a la de la religión y la filosofía, y esa
autoridad provenía de la objetividad de la ciencia y, especialmente, del método
científico: un conjunto de reglas para probar las afirmaciones. En este caso
el método de la Antropología fue el comparativo, método de moda en las ciencias
naturales.[2]
La teoría de la evolución se constituyó como tal en
función de la aplicación del método comparativo y sobre la base de una
concepción precisa de su objeto: el hombre. Este objeto era concebido con una
particularidad: su dualidad; el hombre era tanto cuerpo como espíritu. Como cuerpo
pertenecía al mundo de la naturaleza, en tanto “espíritu” pertenecía a otro
mundo, al de la cultura. Siguiendo esta dualidad, la Antropología se
constituyó en dos ramas: la Antropología física y la antropología cultural.
Pero, no obstante, las diferencias entre los hombres fueron pensadas por estos
evolucionistas, básicamente, como “diferencias” culturales.
Para estudiar al hombre en las distintas manifestaciones en las que se presentaba, se estableció una división del trabajo científico dentro de las ciencias humanas y sociales. Por un lado, la historia y la sociología tomaron como objeto (objetivo) de estudio las sociedades complejas, civilizadas, desarrolladas. Por el otro, las sociedades primitivas, no complejas, no desarrolladas, sin historia y sin Estado pasaron a constituirse como el objeto propio de la Antropología. Esta división, producto de un proceso histórico, se realizó en función de las distinciones de las sociedades o las culturas en tiempo y espacio, teniendo como parámetro la ubicación de Occidente (ver cuadro II).
Cuadro II
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Tiempo
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Cercano
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Lejano
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Espacio
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Cercano
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Sociología
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Historia/Arqueología
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Lejano
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Etnología
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Arqueología
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La Antropología indagó en el interrogante ¿por qué
llegamos a ser lo que somos?, es decir, ¿cuál es el origen de estas
diferencias culturales? La primera corriente teórica de esta nueva ciencia
construyó sus respuestas comparando a las sociedades en el devenir
espacio-temporal y elaboró, de esta forma, una historia natural de la
humanidad.
Entre las dos Guerras Mundiales:
Un segundo momento, ubicado cronológicamente entre las
dos guerras mundiales, se caracterizó por “un cierre de las fronteras
nacionales” y por la consolidación de la presencia europea en sus colonias. En
la Antropología europea y norteamericana se producen dos hechos importantes:
la crisis del Evolucionismo como paradigma único y la separación de la ciencia
en escuelas nacionales; aparecen así el Estructuralismo y Funcionalismo
inglés, el particularismo histórico en Estados Unidos, la escuela histórico-cultural
en Alemania y la escuela sociológica francesa. Cada una elaboró teorías
alternativas, muchas veces sin contacto entre ellas, pero todas tuvieron en
común la crítica al evolucionismo. Criticaron, en primer lugar, las técnicas
que utilizaron los evolucionistas, postulando que los datos con que la Antropología
se debía manejar debían ser obtenidos de primera mano, es decir que es el antropólogo,
particularmente el etnólogo, el que tiene que buscar en las otras culturas los
datos con los cuales se construyen las teorías. De este modo, se introduce, se
inventa, la observación participante como técnica privilegiada de la
Antropología, lo que implica el traslado del investigador a otras sociedades.
La idea era que estudiando en su totalidad a una cultura de modo muy extenso,
muy específico, se podría dar cuenta de las diferencias y semejanzas
culturales. Por ejemplo, en la escuela británica el enfoque que dominó en esta
época fue el de considerar que una cultura estaba conformada por partes y que
cada parte tenía que ser vista en función del conjunto (sistema/estructura) y
que cada cultura conforma una totalidad (holismo).
La segunda crítica fue respecto al método
comparativo, principalmente porque fue aplicado teniendo como referente de la comparación los valores de la sociedad occidental.
Es decir, los evolucionistas fueron acusados de etnocéntricos. Pero la
crítica al método también fue resultado de aplicar la técnica de la
observación participante ya que al observar una cultura como totalidad, como un
conjunto de partes indisolublemente unidas, en la cual cada parte tiene
relación con el todo, se tornaba imposible la operación evolucionista de
abstraer una parte para compararla con otra de otra cultura. Y segundo, porque
en la medida en que se estudiaban de modo muy detallado las distintas culturas,
menos elementos en común se encontraban.
Así, el método comparativo fue puesto entre
paréntesis y se lo sustituyó por el relativismo cuyo postulado extremo implicaba
la imposibilidad de comparar, ya que cada cultura es una configuración
distinta y entendible sólo en sus propios términos. Es decir que estas escuelas
nacionales tuvieron en común el haber elaborado teorías “relativistas”. Las
teorías relativistas intentan mostrar que todas las culturas son diferentes
entre sí pero equivalentes, por lo tanto, son diversas. El enfoque holista y
relativista llevó a la Antropología a trabajar sobre las diferencias para terminar
dando cuenta de la diversidad cultural.
No obstante, existen diferencias entre las
principales escuelas de esa época. Así, por ejemplo, mientras que el Estructural-Funcionalismo británico plantea conocer una cultura a partir de su
presente (sincronía), el Particularismo histórico norteamericano recurrió al
pasado para conocer una cultura. Se diferenciaban también por los lugares donde
sus antropólogos hacían trabajo de campo. Mientras que los antropólogos
ingleses trabajaron en sus colonias de África y Oceanía, los antropólogos
norteamericanos trabajaron sobre “sus indígenas” pero, como éstos se
transformaban rápidamente, el trabajo de los antropólogos consistió en reconstruir
por medio de historias orales (o material arqueológico) el pasado “no occidentalizado”
de esos pueblos. De alguna manera, lo que ambas escuelas van a tener en común
es la tendencia a especializarse en “pueblos primitivos”. Va apareciendo ya en
ese momento una separación fundamental para la teoría, entre Antropología
Social y Antropología Cultural. La primera se interesará por la forma en que
se organizan los hombres, mientras que la segunda lo hará en la manera en cómo
viven y piensan sus vidas y el mundo (ver cuadro III).
CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS
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Antropología Física
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Antropología cultural
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Antropología Social
Parentesco
Política
Ley
Economía
Religión
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Antropología Cultural
Arte
Música
Literatura
Tecnología
Conocimientos
Costumbres
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Lenguaje
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Así, cada Escuela va a plantear su relación con distintas ciencias. La Antropología Cultural norteamericana va a tener relaciones estrechas con la Psicología y con la Historia, mientras que la Antropología Social británica va a estar inmediatamente relacionada con la Sociología.
Después de la Segunda Guerra:
A partir de la década del ‘50 se producen
simultáneamente dos tipos de transformaciones. Por una parte, se produce la
transformación de las sociedades primitivas. Por otra, y de modo paralelo, se
modifican también las prácticas de los antropólogos. Respecto de las sociedades
“primitivas”, las transformaciones que se produjeron fueron de distintos tipo:
- · La desaparición física, una disminución cuantitativa y acelerada de sus miembros, vía la guerra, las enfermedades, el genocidio.
- · Una transformación cualitativa, principalmente hacia formas occidentales de vida (occidentalización) y la consecuente desaparición cultural producto de la presión de Occidente. A este proceso –que hace referencia a la acción y a las consecuencias que provoca toda política de cambio o transformación forzada, de asimilación y cambio de mentalidades o valores nativos– se lo denominó etnocidio o genocidio cultural.
Estos cambios “forzados” fueron considerados como producto
de un proceso de acción proveniente del mundo Occidental: la colonización, que
si bien estaba ya entrando a su etapa final, era ahora reconocida como tal por
la Antropología dominante.
Así algunas sociedades desaparecieron completamente en
cuanto entidades independientes mediante su absorción en unidades mayores
(colonización), otras desaparecieron totalmente físicamente y otras se fueron
transformando en nuevas naciones (“guerras de liberación”). Los cambios
–básicamente políticos– que sufrieron estos pueblos fueron los que los llevaron
a transformarse de “pueblos primitivos” en sociedades complejas.[3] Y
aquí es necesario aclarar una cuestión: estas transformaciones no eran nuevas
dado que desde que Occidente se conectó con el resto del mundo comenzaron esos
procesos de transformación. Lo que en realidad cambió es la mirada sobre el “otro”
que tenía Occidente y –específicamente– la mirada que la Antropología tenía
sobre las otras culturas.
Es decir que la práctica de la Antropología
dominante también se transformó, adaptándose a las nuevas realidades. Dos
líneas son notorias. En una se ubican las teorías que, dejando de lado las
transformaciones que sufrieron estos pueblos, continuaron estudiando aquellas sociedades
o culturas que aún podían ser consideradas “primitivas” antes que
desaparecieran completamente, realizando una especie de Antropología de
salvataje. En esta línea, puede inscribirse el estructuralismo francés, que
continúa trabajando con el modelo de la diversidad pero introduciendo algunos
cambios a la posición estructural-funcionalista británica.
En ese sentido, C. Lévi-Strauss –el fundador del estructuralismo
en Antropología– va a sostener que es necesario partir de las “partículas y
fragmentos de restos que aún se pueden reunir” de los modos de vida de esos
pueblos primitivos. Habla de “partir” porque para él, el conocimiento
antropológico no se agota en este punto (el acercamiento directo y personal del
antropólogo), sino que es necesario construir un modelo teórico de sociedad
que, aun cuando no corresponda a ninguna de las que se pueden observar en la
realidad, ayude a comprender los fundamentos básicos de la existencia humana.
Esta vía podía hacerse efectiva ya que las operaciones de la mente eran
independientes del contexto cultural e histórico, porque a pesar de la
“superficial extrañeza de los hombres primitivos”, el espíritu del hombre es,
en el fondo, el mismo en todas partes. Esto permite “desarrollar una ciencia
general del pensamiento, una ciencia conclusa, abstracta, formalista, una gramática
universal del intelecto”[4].
Pensado en esta ciencia, Lévi-Strauss plantea tres niveles del quehacer
antropológico:
- · un primer nivel en el cual el antropólogo pretende “aislar y describir los modelos que un pueblo usa para percibir, relacionar e interpretar sus experiencias”. Es el momento en que el antropólogo realiza la etnografía;
- · un segundo nivel donde el antropólogo compara el contenido y la organización de los sistemas culturales para analizar, interpretar y explicar la diversidad. Es el momento de la etnología, del estudio comparado de las distintas culturas;
- · un tercer nivel, el de la Antropología estructural, en el cual el antropólogo llega, a través de la construcción de modelos formales a los axiomas básicos, a las estructuras constantes y comunes a todas las culturas.
No obstante este reconocimiento de la práctica
científica como tres momentos interrelacionados, Lévi-Strauss se centró, casi
exclusivamente, en el tercer momento.[5]
Otros antropólogos, en cambio, tomaron otra vía y se
propusieron estudiar las transformaciones que las sociedades no occidentales
estaban sufriendo. Uno de los problemas que tuvieron que afrontar estos
antropólogos fue el hecho de que las herramientas (teorías y técnicas) de la
Antropología clásica no eran las adecuadas para explicar estas nuevas culturas.
Por ejemplo, respecto a la técnica, la observación participante era una
herramienta creada y pensada para estudiar culturas “sencillas” o “primitivas”
pero ahora esas culturas se habían transformado en “complejas” y no podía
aplicársele esa técnica de modo directo. Lo mismo sucedió con las teorías que
habían explicado la diversidad cultural a partir del supuesto de que ésta era
un hecho natural y que, por lo tanto, todas las sociedades debían ser tratadas
como “iguales”. Así, los antropólogos que se preguntaron por las causas de las
transformaciones se encontraron con que el “hecho natural” era producto de un
tipo de contacto particular: el de la colonización. Ésta era considerada como
un proceso caracterizado por la dominación de un pueblo sobre otro, lo que
produjo un fenómeno evidente: la desigualdad entre culturas. De tal forma que
las teorías sobre las transformaciones de las culturas “primitivas” se
centraron en explicar la desigualdad cultural como producto de la dominación de
Occidente.
De este modo, la Antropología tuvo un giro teórico y metodológico importante, se proveyó de las técnicas de otras disciplinas (principalmente de la Sociología y la Historia) y de otras teorías sociales. No obstante, la teoría que permitía dar una primera explicación sobre la desigualdad y la dominación era el marxismo. La influencia de esta línea de pensamiento en las explicaciones antropológicas se acentuó aún más dado que durante la década del ‘60 hubo una especie de “explosión” de discusiones entre las distintas vertientes del marxismo[6], discusiones que fueron ampliamente difundidas y que influenciaron de manera directa en algunas de las Antropologías dominantes.
Como ejemplo del impacto que esas discusiones generaron, algunos antropólogos hicieron una revisión de los estudios realizados por los clásicos sobre las “sociedades primitivas”, intentando describirlas y explicarlas a partir de las relaciones de desigualdad que, según ellos, existían dentro de esas sociedades. Los antropólogos que se adscribieron a esta corriente, tuvieron largas discusiones para adaptar una teoría que intentaba explicar la desigualdad en la sociedad occidental a otras sociedades, ampliando o modificando categorías y conceptos. Las etnografías que habían escrito los antropólogos de otras corrientes fueron revisadas teniendo en cuenta que, más allá del modo en que se presentara, la dominación y la desigualdad eran un atributo posible en toda sociedad, en todo tiempo y espacio.
Todo este movimiento y la enorme cantidad de información obtenida hasta el momento, llevó a que la mirada antropológica se fragmentara y que el antropólogo se especializara, ya no en las “sociedades primitivas”, sino en problemas que toda sociedad o cultura presentaban. Así van a surgir las especialidades: antropología económica, simbólica, política, urbana, rural, etc. Es decir, un proceso opuesto al de las escuelas nacionales (período de entre guerras) donde las sociedades o las culturas se tenían que tomar como un todo estrechamente relacionado y donde no se podían separar las partes. Pero ahora, la especialización permitía nuevamente la aplicación del método comparativo. Así, por ejemplo, la Antropología política se dedicaba a establecer semejanzas y diferencias respecto a las formas de dominación entre distintas culturas o a comparar distintos sistemas políticos.
Pero en esta etapa no sólo cambiaron el objeto y las teorías; también se sumaron nuevos “sujetos” de conocimiento: los antropólogos “nativos” que estudiaban sus propias sociedades. Esto, sin duda, introdujo nuevas preguntas para la ciencia:
¿Cómo es posible utilizar y cómo hay que transformar
un instrumento cognitivo creado originalmente para un propósito determinado
(el conocimiento de los otros desde el punto de vista del norte) para otro
distinto? ¿Cuál es ese otro propósito? ¿Acaso la Antropología generada en los países
del sur se encuentra limitada a ser una especie de sociología nativa? (Krotz,
1993: 3).
Esto trajo problemas teóricos y epistemológicos: ¿quién es ahora el otro? ¿dónde vemos lo distinto? Y una respuesta posible fue establecer que era el antropólogo el que de manera consciente y metódica marcaba la distinción. Ya no era el “objeto” el distinto por sus características propias, sino que el antropólogo construía la distinción, lo extraño. Es éste el que distingue, desconoce, se “extraña”. Esto modificó la base de observación participante e introdujo el “extrañamiento” como un recurso metodológico y como punto de partida necesario de toda investigación antropológica.
Creemos que lo expuesto anteriormente sintetiza una
historia de cien años, pero las teorías construidas en este período no fueron
totalmente superadas ni se quedaron ancladas en el tiempo, sino que tuvieron
lo que P. Bourdieu denomina un “efecto de teoría” (otros dirían, efecto de
ideología).Esto significa que cada teoría o explicación formulada, “bajó”, se
articuló con, se impuso como parte del sentido común, pasó a formar parte de lo
“imaginario” colectivo en algunos sectores de nuestra sociedad, se impuso como
“modelo” presente en la explicación desde el sentido común. Algunas de esas
teorías o algunos aspectos de las mismas se constituyeron en modelos sobre la
alteridad, lo distinto. Esos modelos tienen la fuerza de las “clasificaciones”,
no son ideas o representaciones que están sólo en nuestras cabezas o en la
cabeza de la gente, sino que sirvieron como “vehículos” para la interacción,
para las prácticas que desarrollamos, para la comunicación, para marcar
anticipadamente una relación entre “nosotros y los otros”. A decir de E.
Leach, antropólogos y no antropólogos nos encontramos realizando la misma
operación clasificatoria:
“Yo” me identifico a mí mismo con un colectivo “nosotros”
que entonces se contrasta con algún “otro”. Lo que nosotros somos, o lo que el
“otro” es, dependerá del contexto (...) En cualquier caso “nosotros” atribuimos
cualidades a los “otros”, de acuerdo con su relación para con nosotros mismos.
Si el “otro” aparece como algo muy remoto, se le considera benigno y se lo dota
con los atributos del “Paraíso”. En el extremo opuesto, el “otro” puede ser
algo tan a mano y tan relacionado conmigo mismo, como mi señor, o mi igual, o
mi subordinado (...) Pero a mitad de camino entre el “otro” celestialmente
remoto y el “otro” próximo y predecible, hay una tercera categoría que
despierta un tipo de emoción totalmente distinta. Se trata del “otro” que estando
próximo es incierto. Todo aquello que está en mi entorno inmediato y fuera de
mi control se convierte inmediatamente en un germen de temor (1967: 50-51).
Pero hay una cuarta categoría posible en esta clasificación: el otro lejano e incierto. Y es sobre ella que se construyó la Antropología. El antropólogo se constituyó en “especialista” del otro lejano e incierto. Su tarea consistió en borrar la incertidumbre, en transformar eso exótico, en cierto conocido.
En el resto del libro daremos cuenta del modo en que
están construidos estos tres modelos en las teorías antropológicas
–diferencia, diversidad, desigualdad– y de qué modo son aún utilizados.
Bibliografía
ANDERSON, P., Tras las huellas del
materialismo histórico, España, Siglo XXI, 1983.
CLASTRES,
P., “Entre silencio y diálogo” en Pingaud, B. y otros, Lévi-Strauss: estructuralismo y dialéctica, Buenos Aires,
Editorial Paidós, 1968.
FOLD, D.C. LOY y WRIGHT, E. OLI, “Recientes
desarrollos en la teoría marxista del Estado capitalista” en Offe, C. y
otros, Capitalismo y Estado, Madrid, Revolución, 1985.
KROTZ, E.,
“La producción de la Antropología en el sur” enAlteridades,Nº
1, 1993, pp. 5-11.
———La Otredad cultural
entre Utopía y Ciencia, México, FCE, 2002.LEACH,
E., Un mundo en explosión, Barcelona, Editorial Anagrama, 1967.
MENÉNDEZ,
E, “Definiciones, indefiniciones ypequeños saberes” en Alteridades, Nº
1, 1991, pp.
21-23.
———Conferencia Inagural
del VI Congreso Argentino de Antropología Social, “Identidad
disciplinaria y campos de aplicación”, Mar del Plata, 14 al 16
de septiembre del año 2000.
SKOCPOL, T., “El Estado regresa al primer plano” en Cuadernos
de Sociología, Buenos Aires, Carrera de Sociología, Facultad de Ciencias
Sociales, UBA, 1993.
[1] Como ejemplo mencionamos a dos autores de habla
hispana: Krotz, E., La Otredad cultural entre Utopía y Ciencia, México,
FCE, 2002 y a Menéndez, E., “Definiciones, indefiniciones y pequeños saberes”.
En Alteridades, 1, 1991 pp. 5-11 y su Conferencia Inaugural del VI Congreso
Argentino de Antropología Social, “Identidad disciplinaria y campos de
aplicación”, realizado en Mar del Plata el 14 al 16 de septiembre del año 2000.
[2] La idea era que aquellos que vivían de modo
diferente en otros lugares podían dar la clave de cómo había sido el pasado del
hombre civilizado. Se intentó analizar la naturaleza humana a partir de la
diferencia entre las culturas y estas diferencias surgían de la comparación
entre ellas.
[3] La Segunda Guerra había contribuido por un lado a
ocultar la emergencia de esos nuevos movimientos pero al mismo tiempo los había
impulsado ya que las potencias centrales hicieron participar activamente a sus
colonias en el conflicto. Al concluir éste, emergen nítidamente los movimientos
de liberación.
[4]
Lévi-Strauss plantea una
nueva forma de acercamiento ya no físico sino intelectual: “¿Nunca habremos de
conocer a los salvajes? No, hay otro camino para acercarnos a su mundo, un
camino que no es el de la participación personal en ese mundo: la construcción
(partiendo de las partículas y fragmentos de restos que aun es posible reunir o
que ya han sido reunidos) de un modelo teórico de sociedad que, aunque no
corresponda a ninguna de las que pueden observarse en la realidad, nos ayude
no obstante a comprender los fundamentos básicos de la existencia humana. Y
esto es posible porque a pesar de la superficial extrañeza de los hombres
primitivos, en un nivel más profundo no nos son en modo alguno, extraños. El
espíritu del hombre es en el fondo el mismo en todas partes de manera que lo
que no puede realizarse mediante un acercamiento, mediante el intento de
penetrar materialmente en el mundo de las tribus salvajes, puede realizarse
desarrollando una ciencia general del pensamiento, una ciencia conclusa,
abstracta, formalista, una gramática universal del intelecto” (1976).
[5] La Antropología se relaciona en esta perspectiva con
la lingüística, el psicoanálisis y con la ciencia de la comunicación.
[6]
Síntesis de estas
discusiones pueden verse en P. Anderson (1983), D.C Fol., E. Loyy Olin Wright
(1985) y, de modo más reciente, en T. Skocpol (1993).
Excelente
ResponderEliminarEntonces.. a que se refiere con "los otros"?
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