# LA OBSERVACIÓN PARTICIPANTE
La técnica por excelencia
del trabajo de campo antropológico es la observación con participación, que
implica, para poder concretarse, el estar operando con una pequeña unidad de
análisis, es decir, que al plantearse la observación con participación se está
dando por implícito lo que denominamos nivel de autenticidad. Porque
observación con participación implica la coactividad y convivencia con la
comunidad, o la unidad alternativa que se proponga estudiar.
¿Qué implica la
observación con participación?
Comenzar a introducirse en
la comunidad para convivir con la gente, implica la prepotencia de la presencia
de un ser extraño que se presenta de pronto ante un grupo.
F. Boas escribió un
trabajo, “El antropólogo como espía”, y generalmente el antropólogo
tiene ese modelo de trabajo cuando se plantea el significado de la observación
con participación. Cuándo hay que introducirse en un hospital para relevar la
relación médico-paciente o cuando hay que instalarse en un aula del CBC porque
se está estudiando el modelo educativo, ¿cómo hay que hacer? ¿Hay que
disfrazarse de enfermero o de antropólogo? ¿Qué se quiere significar con esto?
Se quiere decir que ir a
ver enfermos o estudiantes significa la convivencia permanente, cotidiana,
continua en todas las dimensiones de lo que representa la cotidianeidad de la
existencia. Esto es hacer antropología.
¿Qué quiere decir,
entonces, observación con participación? Quiere decir no solamente el
transcurrir un lapso de tiempo determinado, compartiendo la cotidianeidad, sino
también encontrar el rol que la propia comunidad otorga, a partir de que la
comunidad tenga conciencia de la función que va a cumplir el antropólogo.
Generalmente un
antropólogo es de clase media, y desde allí, desde su clase trata al nativo
paternalmente porque pertenece a otro sector de la sociedad. A la Antropología
le costó mucho ponerse a estudiar su propia clase media, su propia clase
obrera, su propia clase alta, porque ya no podía trabajar paternalistamente, sino
que comenzaba a trabajar con gente que le preguntaba qué iba a estudiar.
Hay también en la
observación con participación una dimensión de aprendizaje. A partir de los
descubrimientos hechos por otros hombres en situaciones diferentes a las del
observador, se puede llegar a apropiar ese conocimiento para una utilización
adecuada a la propia realidad.
La observación está
íntimamente relacionada con otro elemento de la dimensión técnica, la técnica
del informante clave, que es la selección intencional que se realiza sobre
miembros de la comunidad con la que se trabaja, para establecer información
profunda y calificada.
Esta técnica tiene como
presupuesto otra de las variables de la dimensión teórica del modelo que es la
de la homogeneidad social y cultural. Esto supone que los miembros que componen
una comunidad de ese tipo, al no existir diferencia entre ellos, al no tener
diferentes perspectivas de clase pueden dar cuenta de la totalidad de la
cultura en función de la homogeneidad de la misma.
¿Qué queremos significar
cuando destacamos la operatividad de estas técnicas de relevamiento de datos,
en qué consiste la calidad de la información obtenida por intermedio de las
mismas y por qué?
“No hay sustituto para la convivencia real
con un grupo de personas, participando en su vida diaria, dándose cuenta de sus
valores a través del contacto personal y la empatía y observando de cerca sus
reacciones emocionales. El papel de los informantes debe limitarse a lo que no
es posible obtener por la observación directa. Los aspectos más valiosos de
Alor surgieron en el curso de las discusiones como comentarios laterales, o
como recuerdos de acontecimientos de la vida de un individuo específico. Tal
vez los datos recopilados por la participación directa pueden disminuir las
discrepancias entre la cultura manifiesta y la encubierta”.
Al
respecto, el relato de Malinowski ("Crimen y costumbre en la sociedad
salvaje". Ariel, Barcelona, 1971) ante el hecho de la muerte de un
habitante de las islas Trobriand:
"Mientras estuve en las Trobriand
dedicado de lleno al estudio sobre el terreno de los nativos de allí, siempre
viví entre ellos, planté mi tienda de campaña en su poblado y de esta manera
estuve siempre presente en todo lo que ocurría, ya fuese trivial o importante,
monótono o dramático. El suceso que ahora voy a relatar ocurrió durante mi
primera visita a las islas Trobriand a los pocos meses de haber empezado mi
trabajo de estudio sobre el terreno en el archipiélago.
Un día, un súbito coro de gemidos y una
gran conmoción me hicieron comprender que había ocurrido una muerte en algún
lugar de la vecindad. Me informaron que Kima'i, un muchacho conocido mío, que
debería tener unos dieciséis años, se había caído de un cocotero y había
muerto.
Inmediatamente me trasladé al poblado más
próximo, que es donde había ocurrido el accidente, y allí me encontré con
que los actos mortuorios estaban ya en pleno desarrollo. Como éste era el
primer caso de muerte, duelo y entierro que yo presenciaba, en mi interés por
los aspectos etnológicos del ceremonial me olvidé de las circunstancias de la
tragedia, a pesar de que en el poblado ocurrieron simultáneamente uno o dos
hechos singulares que debieran de haber despertado mis sospechas. Descubrí
que, por una coincidencia misteriosa, otro muchacho había resultado herido de
gravedad, al mismo tiempo que en el funeral se percibía clarameme un
sentimiento general de hostilidad entre el poblado donde el muchacho había
muerto y aquel donde se había trasladado el cadáver para proceder a su
entierro. Sólo mucho más tarde pude descubrir el verdadero significado de
estos acontecimientos: el muchacho se había suicidado. La verdad es que había
quebrantado las reglas de exogamia y su compañera de delito era su prima
materna, la hija de una hermana de su madre. Esto era sabido desde hacía
cierto tiempo y generalmente desaprobado, pero no se había hecho nada hasta
que un pretendiente despreciado por la muchacha, y que por lo tanto se
consideraba personalmente agraviado, tomó la iniciativa. Este rival había
amenazado con usar magia negra contra el joven culpable, pero esto no había
surtido ningún efecto. Entonces, una noche insultó al rival en público y lo acusó
de incesto ante la colectividad, lanzándole ciertos epítetos intolerables
para un nativo.
Para el infortunado joven sólo había un
remedio, un solo modo de escapar a la vergüenza. A la mañana siguiente se
atavió y adornó con sus galas de los días festivos, subió a un cocotero y
se dirigió a la comunidad hablando desde las hojas del árbol despidiéndose
de ellos. Explicó las razones que le movían a un acto tan desesperado y
lanzó una acusación velada contra el hombre que lo había empujado a su
muerte, sobre el que ahora los miembros de su clan tenían el deber de
vengarle. Luego, según la costumbre, se lamentó ruidosamente, saltó del
cocotero que tenía unos veinte metros de alto y se mató en el acto. A todo
esto siguió una lucha dentro del poblado en la que su rival fue herido; la
pelea se repitió durante el funeral.
Este caso abría cierto número de
importantes líneas de investigación. Me encontraba en presencia de un crimen
manifiesto: el quebrantamiento de la exogamia del clan totémico. La
prohibición exogámica es una de las piedras angulares del totemismo, del
derecho matriarcal y del sistema clasificatorio del parentesco. Todas las
hembras del clan de un hombre son llamadas hermanas por éste y le son prohibidas
como tales. Es un axioma de la antropología el hecho de que nada suscita un
horror más grande que el quebrantamiento de esta prohibición y que además de
una fuerte reacción de la opinión pública, hay también castigos
sobrenaturales que acompañan este delito. Y se sabe que este axioma no esta
desprovisto de base factual. Si se interrogase a los nativos de las Trobriand
sobre este asunto, se vería que todos confirmarían este axioma, es decir, que
los nativos muestran horror a la sola idea de violar las reglas de la exogamia
y que creen firmemente que el incesto de clan puede ir seguido de llagas,
enfermedades e incluso la muerte. Este es el ideal de la ley nativa y en
cuestiones morales es fácil y hasta agradable adherirse estrictamente al ideal
cuando se juzga la conducta de los otros o se expresa una opinión sobre la
conducta en general.
No obstante, cuando se trata de aplicar la
moralidad y los ideales a la vida real, las cosas toman un aspecto diferente.
En el caso descrito era obvio que los hechos no concordaban con el ideal de
conducta. La opinión pública no se mostraba ultrajada en absoluto por el
conocimiento del delito y por los insultos que la parte interesada lanzó
públicamente contra el culpable. Incluso entonces, el muchacho tuvo que
castigarse a sí mismo; por lo tanto, la "reacción del grupo" y la
"sanción sobrenatural" no fueron los principios activos en el caso;
adentrándome más en la materia y recogiendo información concreta, descubrí
que la violación de la exogamia —por lo que respecta al comercio sexual, no al
matrimonio— no es un caso raro ni mucho menos, y que la opinión pública se
muestra indulgente aunque decididamente hipócrita. Si el asunto se lleva a
cabo ocultamente, con cierto decoro, y si nadie en particular suscita
dificultades, la "opinión pública” murmurará, pero no pedirá un
castigo severo. Si, por el contrario, se produce escándalo, todo el mundo se
volverá contra la pareja culpable y, por el ostracismo y los insultos, uno de
ellos o los dos podrán ser inducidos al suicidio .
En cuanto a la sanción sobrenatural, este
caso me condujo a un descubrimiento interesante e importante. Me enteró de que
hay un remedio perfectamente bien establecido contra cualesquiera consecuencias
patológicas de esta transgresión, un remedio que si se aplica correctamente
está considerado como prácticamente infalible. Es decir, que el nativo posee
un sistema de magia que consiste en hechizos, encantamientos y ritos ejecutados
sobre el agua.
Esta era la primera vez en mi trabajo que
me encontraba con lo que podría llamarse un sistema bien establecido de
evasión y esto en el caso de una de las leyes más fundamentales de la tribu.
Más tarde descubrí que semejantes desarrollos parásitos en las principales
ramas del orden tribal existen en otros varios casos, además de los que sirven
para contrarrestar el incesto. La importancia de este hecho es obvia. Muestra
claramente que una sanción sobrenatural no salvaguarda siempre una regla de
conducta por medio de un efecto automático; contra la influencia mágica puede
haber contramagia. Desde luego que es mucho mejor no correr el riesgo —ya que
puede haberse aprendido mal la contramagia o llevarse a cabo de un modo
imperfecto—, pero el riesgo no es grande. La sanción sobrenatural muestra por
lo tanto una elasticidad considerable en conjunción con un antídoto adecuado.
Este antídoto metódico nos enseña otra
lección. En una comunidad donde las leyes no sólo se quebrantan
ocasionalmente, sino que se trampean sistemáticamente por métodos bien
estableados, no puede esperarse una obediencia "espontánea" a la
ley, una adhesión ciega a la tradición ya que dicha tradición enseña al
hombre subrepticiamente cómo eludir algunos de sus mandatos más severos y no
se puede ser empujado hacia adelante espontáneamente y tirado hacia atrás
espontáneamente ¡todo al mismo tiempo!
La magia para deshacer las consecuencias
del incesto de clan es quizás el ejemplo más definido de elusión metódica
de la ley, pero además hay otros casos. Así, un sistema de magia para hacer
que una mujer deje de querer a su marido e inducirla al adulterio es una forma
tradicional de burlar la institución del matrimonio y la prohibición del
adulterio. Las varias formas de magia deletérea y maléfica pertenecen a una
categoría ligeramente diferente: magia para destruir cosecha, para frustrar
los esfuerzos de un pescador, para hacer que los puercos se escapen a la selva,
para agostar los bananeros, cocoteros y palmeras de areca, para echar a perder
una fiesta o una expedición de kula. Esta magia, dirigida a instituciones
establecidas y actividades importantes, es realmente un instrumento de delito
suministrado por la tradición. Como tal es un departamento de tradición que
trabaja contra el derecho y está directamente en conflicto con él, ya que el
derecho bajo formas diversas salvaguarda aquellas actividades e instituciones.
El caso de hechicería, que es una forma especial y muy importante de magia
negra, lo discutiremos ahora, lo mismo que ciertos sistemas no mágicos de
elusión de la ley tribal.
La ley de exogamia, la prohibición de
matrimonio y comercio sexual dentro del clan es a menudo mencionada como uno de
los mandamientos más rígidos y generales de la ley primitiva, ya que prohibe
las relaciones sexuales dentro del clan con la misma severidad sea cual fuere
el grado de parentesco existente entre las dos personas interesadas. La unidad
del clan y la realidad del "sistema clasifícatorio de parentesco"
están máximamente vindicadas en la prohibición del incesto de clan.
Une a todos los hombres y a todas las
mujeres del clan como "hermanos" y "hermanas" mutuos y los
excluye absolutamente de toda intimidad sexual. Un análisis cuidadoso de todos
los hechos relevantes en las islas Trobriand desmiente completamente esta
teoría. Se trata otra vez de una de estas ficciones de la tradición nativa tomadas
al pie de la letra por la antropología e incorporadas en peso a sus enseñanzas.
En las Trobriand, la violación de la exogamia se considera de modo muy diferente según que los dos culpables estén estrechamente emparentados o sólo unidos por lazos de clan común. Para los nativos, el incesto con una hermana es un crimen indecible, casi inimaginable —lo cual, repetimos, no significa que no se cometa nunca— . El quebrantamiento de la ley de exogamia en el caso de una prima hermana por línea materna es una ofensa muy seria que puede tener, como hemos visto, consecuencias muy trágicas. A medida que el grado de parentesco se aleja, la severidad disminuye cuando el acto se comete con una persona que meramente pertenece al mismo clan; entonces la violación de la exogamia no es más que una ofensa venial que se perdona fácilmente. De modo que, respecto a esta prohibición, las hembras del clan de un hombre no son un grupo compacto, un "clan" homogéneo, sino un conjunto de individuos bien diferenciados cada uno de los cuales está en una relación especial con él según el lugar que ocupa en su genealogía.
Desde el punto de vista del nativo
libertino, la suvasoua (la violación de la exogamia) es desde luego una forma
de experiencia erótica especialmente interesante y picante. La mayoría de mis
informantes no sólo admitían, sino que incluso se vanagloriaban de haber
cometido esta ofensa o la de adulterio (kaylasi) y tengo registrados muchos
casos concretos, auténticos, que prueban este hecho.
De modo que la relación de la vida real
con el estado de cosas ideal, tal como está reflejado en la moral y el derecho
tradicional, es muy instructivo."
La calidad de la
información obtenida mediante la técnica de la observación con
participación le confiere al trabajo antropológico parte de la originalidad
que lo caracteriza.
No obstante, la
obtención de la observación no se limita a esas fuentes de primera mano. Se
hace también extensiva a otro tipo de fuentes secundarias, que contribuyen a
analizar, no solamente la perspectiva de los actores, sino también permite incluir
la explicación de los procesos objetivos; estos procesos pueden también
explicitarse a partir de la observación con participación.
Antropologia. Lischetti, Mirta
(comp).
Buenos Aires.
EUDEBA. 1995.
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